Tras el incidente de la comisaría, volví a casa con más dudas de las iniciales. ¿Sería verdad aquello que dijo aquel trastornado? ¿Tendría algo que ver conmigo toda esa vorágine de locura que se estaba desatando? No poseía las respuestas a aquellas preguntas, lo único que sabía era que mi corazón iba a mil por hora y eso, habitualmente, es un indicador bastante importante de que algo, muy pronto, va a acabar realmente mal. Aun así, decidí meterme directamente en la cama para olvidar aquel alocado día.
Tras un largo rato de sueño y con el corazón acelerado de nuevo,
desperté con los cascos aun colocados y escuchando una nueva melodía, una
música que no había escuchado nunca antes en mi vida.
Esa canción, si
así se le puede llamar, solo estaba formada por un ritmo sostenido, una pequeña
percusión y un par de guitarras que dibujaban a dúo una bella aunque repetitiva
pieza.
Pensé que solo era
mi imaginación la que aceleraba el corazón, pero lo siniestro de todo ello fue
que no podía parar de escuchar y ésta, a la vez, era la causante de mi ritmo
cardíaco desorbitado.
Cansado ya de
intentar calmarme, y tras un largo rato de lucha, conseguí quitarme los cascos
con rabia. "Creo que ya basta de tantas coincidencias", pensé, y me
planteé que tocaba desentrañar aquellas misteriosas letras.
Me levanté de la
cama y decidí subir la estantería para encontrar mis viejos libros de latín.
-Ay, si hubiera
atendido más en aquellas clases del profesor Wunhald... Descansa en paz, viejo
amigo.
De repente, al
coger los libros, el corazón volvió a dispararse. La señal estaba clara, algo
iba a ocurrir. ¿Adivináis qué fue? Exacto. Mi pie derecho resbaló, dejándome
sin apoyo, y caí estampando mi nariz contra una de las baldas. Sangre, dolor e
inconsciencia al momento. Qué bonita imagen para alguien importante. Así hasta
el día siguiente, ¿cuánta sangre pude perder? ¿No debería haber tenido
secuelas?
-¡Vaya, mirad
quién ha vuelto a la Tierra! - escuché la voz de Jeff, quien a parte de ser un
brillante policía, también solía actuar de médico/enfermero de urgencias para
los más amigos. A su lado, además, estaba mi madre-.
-¿Mamá?
-Tu madre se
preocupó al ver que no cogías sus llamadas, así que me avisó inmediatamente de
que podía pasar algo. ¡Y vaya si pasaba! Tenías un buen charco rojo a tu
alrededor.
-Gracias, Jeff.
-No hay de qué,
amigo. ¿Qué tal te encuentras?
-Me explota la
cabeza. Pero al menos no tengo secuelas por la sangre perdida, así que creo
que... Iré a trabajar. ¡Ayy!
-¡No, no! ¡De
ninguna manera jovencito!- mi madre frenó mi intento de incorporarme, sabedora
del gran golpe que había recibido-. Debes descansar, de aquí no te moverás hoy.
Además, así pasarás más tiempo con nosotros, para una vez que venimos sabremos
cómo aprovecharlo en familia.
Aun no se cómo reaccionaba a todo aquello, pero
mi mirada se desvió hacia Jeff, como pidiendo que me echara un cable o, quizá,
intentando hacerle comprender que yo debía intentar averiguar algo de lo que no
iba a ser capaz si me quedaba encerrado en casa.
-No se preocupe, señora Strowman. Ya he avisado del problema y no hay ningún
problema en que Ethan utilice el teletrabajo por un día. A fin de cuentas,
sería compaginar ambas tareas. Y esto, Ethan... me debes 12.
-Sí. Sí, claro...
-Oh, se me olvidaba. Durante la mañana vino aquella chica de la otra noche, ya sabes, esa tal Mary -mi rostro quedó congelado, como si cada vez sintiese más y más que la pesadilla era real-. Dijo que fue una broma pesada que se les fue de las manos, ya sabes, las chiquilladas de Halloween. Es buena chica, ¡hasta nos ha ayudado a arreglar la ventana! Y, eh... Ethan, que sean 13.
-Sí, un número muy... adecuado.
¡No podía creerme lo que acababa de decir! ¡Dios mío, ni tampoco lo de aquella Mary! Era el momento de buscar el significado de aquellas iniciales. Y sí, era justo la noche en la que todo mi jodido mundo se iba a ir al carajo. ¡Bienvenidos a mi pesadilla! ¡Bienvenidos a la vida de un pringado!
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(PD: -¿De verdad? ¿Era necesario incluir esto? Quiero decir... ¿Todo, todo?
-¡Oh, vamos! El pueblo debe saber lo pringado, estúpido, desdichado y jodidamente repelente que eres, sino de qué ibas a atraer a las otras personas. ¿Has avisado ya a quien esté al otro lado de la pantalla de lo que viene?
-¡No voy a hacerlo! No pienso soltar spoilers gratuitos.
-Tú no, pero...
-No... No, no, no y no.
-Lo estoy rozando...
-¡Ni se te ocurra, M!
-¿QUÉ HAS DICHO? ¿M? HOLA MALDITOS MORTALES, EN LOS SIGUIENTES CAPÍTULOS HABRÁ SANGRE, DESTRUCCIÓN, VIOLENCIA, PUEDE QUE SEXO Y SE DESCUBRIRÁ QUE
-SUPRIMIR, SUPRIMIR. ¡APÁGATE MALDITO TRASTO!)
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