diciembre 18, 2015

Sombras


La espesa niebla fue levantándose poco a poco hasta que ya no se pudo ver nada a través del cristal. Aquella casa desvencijada pegada al río no daba más que problemas, pero era un lugar seguro en el que poder esconderse.
Sentía como sus músculos se hacían más y más pesados a cada movimiento que realizaba, pero notaba cierto nerviosismo que hacía que la idea de irse a la cama se le antojaba remota, pero era necesario.

2:00 AM
El cerrojo de la puerta de entrada fue girando despacio, con un leve quejido la puerta se abrió… La sombra fue recorriendo el piso de abajo, al llegar al pie de la escalera paró en seco durante unos segundo y, luego, como armándose de valor, empezó a ascender. Raspaba las paredes con largas uñas amarillentas y rotas; presentía como llegaba el final, el final que tanto había estado esperando.



Allí estaba… Envuelta en sábanas de color azul y rodeada por un áurea de pelo. Respiraba agitadamente, parecía como si ya pudiera presagiar que algo se avecinaba. Se acercó para ponerse a su altura, deseaba que en aquel momento despertara y lo viera, disfrutar del miedo reflejado en sus ojos. Y por cada segundo que pasaba tan cerca, pudo notar como ese momento se acercaba.

2:30 AM
Aunque se encontraba dormida, notaba un hedor nauseabundo que le producía náuseas. Se revolvió entre las sábanas y el sopor del dulce sueño se fue desvaneciendo.

Se encontró cara a cara con lo que más miedo le daba, de lo que tanto tiempo había estado huyendo. Abrió los ojos por el terror y, lo siguiente que sintió fue frío y un vacío interminable.


© La Chica en las Nubes

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