Bond. James Bond vuelve a nuestras pantallas con "Spectre", en la que parece ser la película que peor se lo hará pasar a nuestro famoso agente.
La vigésimo cuarta... se dice pronto.
Desde aquel año 1952 cuando el escritor londinense Ian Fleming creó el personaje y, en especial, el año 1962 con la película inicial de la saga protagonizada por Sean Connery en la primera de sus siete apariciones, hasta el año 2015 en que se estrena esta nueva entrega, la cual suma como incorporaciones a nombres estrella como la revelación Léa Seydoux, Dave Bautista (que ya lo hizó magníficamente como Drax en "Guardianes de la Galaxia", la adaptación cinematográfica de los cómics de Marvel), el ultrafiable Christoph Waltz y la siempre bella Monica Bellucci.
53 años dando guerra por nuestras pantallas de cine y salvando al mundo de todas, o casi todas, las formas posibles llegando incluso a pelear en el espacio, como pudimos disfrutar en "Moonraker", la última de las películas protagonizada por Roger Moore, quien también interpretó a James Bond en el cine durante 7 títulos.
Siempre atento y con recursos para todo, con un sentido del humor ácido como buen británico que le permite escoger las mejores frases en los momentos más oportunos y, en resumen, el agente perfecto y sin ningún tipo de fisuras. O al menos, eso es lo que pensábamos hasta los últimos años.
Más concretamente hasta el 2006, con la llegada de Daniel Craig al equipo.
El intérprete actual nos mostró un lado mucho más humano del agente a quien estábamos acostumbrados a verle actuar sin cometer ningún fallo y resolver, dentro de las complicaciones derivadas de cada una de sus complicadas misiones, los problemas que se presentaran en su camino sin casi despeinarse.
Daniel Craig mantiene todo lo bueno y mágico del personaje, pero ofrece algo más: serenidad y humanidad.
Serenidad para superar duros palos como la traición de una mujer o "volver de la muerte" con una eficacia y un saber estar pasmoso como si nunca le hubiera pasado nada, como si no hubiera sido tiroteado desde lo alto de un tren en marcha y hubiera caído desde lo alto de un viaducto (ese inicio de "Skyfall"...). Mientras los demás agentes Bond habían obviado todas esas responsabilidades y sufrimientos con esa arrogancia típica del personaje, el personaje de Daniel Craig sufre por dentro todos esos momentos e intenta recuperarse y seguir adelante tras esos palos tan duros, lo que nos lleva al segundo punto, su humanidad:
El actual Bond ha demostrado ser débil ante la complicidad de las últimas misiones asignadas a su nombre y la, cada vez más acuciante, maldad creciente de sus villanos (representada tanto por Mads Mikkelsen y Jesper Christiansen como por Javier Bardem en la anterior entrega de la saga) y éstos han sabido jugar con esos puntos de debilidad para intentar, así, hacer daño al personaje y acabar con su vida.
Pero no lo consiguieron... ni lo conseguirán. Porque James sabe de sobra cómo esconderse disfrutando de la muerte y aparecer cuando más se le necesita, seguramente con alguna de esas bellas damas que mueren por sus encantos colgando del brazo.
Porque la saga está más viva que nunca y... ¿Alguien ha dicho "Bond 25"?
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