Atención, ciudadanos. Mensaje importante:
¡Paren las rotativas! ¡Dejen lo que estén haciendo! ¡Reúnan a sus familias!
El espectáculo interplanetario está a punto de comenzar. ¡No se lo pierdan!
Esto es... BA-LON-CES-TO.
Sí, amigos, la NBA volvió a colarse, un año más, en nuestras vidas, hogares y madrugadas y lo hizo con un plato fuerte:
Chicago Bulls - Cleveland Cavaliers, desde el United Center de la ciudad del viento con victoria roja por 97-92.
En este partido se pudieron observar varias de las claves que se desarrollarán durante esta temporada en la Conferencia Este.
La primera de ellas, la calma con la que Cleveland se va a tomar la primera mitad de la temporada para así evitar acumulación de esfuerzos innecesarios en sus jugadores que puedan conducir a lesiones de gravedad de jugadores importantes, algo que ya ocurrió la temporada pasada y que lastró mucho al conjunto de David Blatt en playoffs. Una muestra clara de ello, fue ver a LeBron James tumbado en el suelo cada vez que era sustituido teniendo el mayor de los cuidados con sus preocupantes y, de cada vez más, crónicos dolores de espalda. Todos en Ohio son conscientes que este equipo puede ser imbatible si los problemas físicos respetan a una plantilla incluso más equilibrada que la pasada con los fichajes de Mo Williams y Richard Jefferson y las recuperaciones de jugadores estrella como Kevin Love o Anderson Varejao.
La segunda clave, el cambio que van a sufrir este año los Chicago Bulls tras la etapa casi militar de Thibodeau en el banquillo. Con Fred Hoiberg a los mandos del equipo, el estilo pasa a ser mucho más ofensivo y alegre, lo que aumenta el nivel de confianza de la plantilla llegando incluso a otorgar confianza a jugadores que en el pasado año no fueron tan importantes como el caso de Doug McDermott o E'Twaun Moore. Habrá que ver cómo se adaptan tanto Nikola Mirotic como Pau Gasol al nuevo estilo, pero anoche ya se demostró lo poquito que necesitan ambos para hacerse con ello y destacar, ya sea como máximos anotadores de su equipo (Mirotic) o ejerciendo un papel decisivo en el partido sin brillar en exceso (ese tapón de Pau a LeBron...). Favoritos a todo este año estos Bulls.
Y mientras en Cleveland todo es calma y paciencia, en la bahía de San Francisco continúa el Huracán C.
En un partido cubierto de emociones por la celebración del anillo conquistado la pasada temporada tras una larga espera de 40 años, surgió un hombre que parece seguir jugando partidos de la temporada pasada y queriendo repetir los mismos éxitos que ésta le brindó
Su nombre, Stephen. Su apellido, Curry. Sus números, de otra galaxia: 40 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias y 2 robos en el primer partido de la temporada.
Como si con él no fuera la cosa, como si fuera fácil hacerlo todos los días y con la misma sonrisa y humildad del primer día, dejando a los Pelicans de un mejorado Anthony Davis sin ideas en la cabeza para desarbolar al base de Golden State Warriors.
Entre medias de ambos encuentros, Detroit dio la sorpresa en Atlanta ganando a unos dormilones Hawks con mucha autoridad consiguiendo un resultado de 106-94 con unos inspiradísimos Kentavious Caldwell-Pope y André Drummond.
En fin, todo esto deparó la noche de inauguración de la temporada 2015-2016. Nos esperan muchos meses de competición, partidazos y emociones delante del televisor porque, como ya dijo Judas Priest en su famosa canción, nos tocará vivir después de medianoche para seguir esta locura llamada NBA.
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