Centro de Boston, 24 de diciembre, un hombre camina desnudo con la cabeza decapitada de una joven. El doctor Jenkins, director del centro psiquiátrico de la ciudad, y Stella Hyden, agente de perfiles del FBI, se adentrarán en una investigación que pondrá en juego sus vidas, su concepción de la cordura y que los llevará hasta unos sucesos fortuitos ocurridos en el misterioso pueblo de Salt Lake diecisiete años atrás.
Título: El Día Que Se Perdió La Cordura | Autores: Javier Castillo |
Editorial: Suma de Letras | ISBN: 978-84-8365905-2 | Páginas: 456
¡Qué ganas tenía a este libro! Después de todas las críticas positivas que había leído el hype por el libro de Javier Castillo no hacía más que aumentar y, tras leer algunos libros de otros géneros, volví a mi predilecto: ¡¡¡thriller!!!
Todo comienza con la aparición de un hombre desnudo portando una cabeza decapitada por las calles de Boston. Una vez atrapado es llevado a un centro psiquiátrico, donde el Dr. Jenkins y la agente del FBI, Stella Hyden, tendrán que ir uniendo las piezas de un puzzle más grande de lo que pensaban.
La investigación les conducirá hasta Salt Lake, lugar donde todo empezó, donde los sucesos están entretejidos en una maraña de confusión, personas encapuchadas, muertes y un amor adolescente.
Javier Castillo ha sabido entrelazar dos líneas temporales: el presente y el pasado. A través de estos saltos temporales iremos formando en nuestras cabezas la historia, lo que se vivió en Salt Lake hace diecisiete años. Todo un quebradero de cabeza para los Sherlock Holmes como yo, puesto que intentamos adelantarnos a la trama creando cientos de situaciones y desenlaces.
Gracias a capítulos cortos, una trama y personajes bien construidos, el libro se lee en un suspiro. De verdad, yo me acabo de dar cuenta de que el libro tiene 456 páginas... se me han pasado tan volando que han parecido como 100.
Lo que menos me ha gustado, o digamos que no me ha cuadrado, es el enamoramiento entre Jacob y Amanda. Sí, es muy bonito lo del amor adolescente y tal, y no, tampoco digo que no crea en el amor a primera vista, pero esta relación la he visto un poco Disney. No me la he creído.
Del personaje de Laura me hubiese gustado conocer más, quizá se desvele más de ella en la segunda parte, eso está por ver, al igual que otros muchos cabos sueltos que espero tengan un desenlace en el próximo libro. Si no, me voy a quedar con muchas dudas no resueltas y no me gusta la idea.
La investigación les conducirá hasta Salt Lake, lugar donde todo empezó, donde los sucesos están entretejidos en una maraña de confusión, personas encapuchadas, muertes y un amor adolescente.
Javier Castillo ha sabido entrelazar dos líneas temporales: el presente y el pasado. A través de estos saltos temporales iremos formando en nuestras cabezas la historia, lo que se vivió en Salt Lake hace diecisiete años. Todo un quebradero de cabeza para los Sherlock Holmes como yo, puesto que intentamos adelantarnos a la trama creando cientos de situaciones y desenlaces.
Gracias a capítulos cortos, una trama y personajes bien construidos, el libro se lee en un suspiro. De verdad, yo me acabo de dar cuenta de que el libro tiene 456 páginas... se me han pasado tan volando que han parecido como 100.
Lo que menos me ha gustado, o digamos que no me ha cuadrado, es el enamoramiento entre Jacob y Amanda. Sí, es muy bonito lo del amor adolescente y tal, y no, tampoco digo que no crea en el amor a primera vista, pero esta relación la he visto un poco Disney. No me la he creído.
Del personaje de Laura me hubiese gustado conocer más, quizá se desvele más de ella en la segunda parte, eso está por ver, al igual que otros muchos cabos sueltos que espero tengan un desenlace en el próximo libro. Si no, me voy a quedar con muchas dudas no resueltas y no me gusta la idea.
Hola Lara:
ResponderEliminarTengo apuntado este libro para leer desde hace meses y aún no he podido cogerlo. Reseñas como esta tuya me ponen los dientes muy largos y aumentan mis ganas de leerlo. En cuanto pueda, me pongo con él y a ver si no me defrauda (que tengo las expectativas por la nubes).
Un besote